La primera vez que Michel ‘El Buenón’ llegó a Barranquilla, durante un Carnaval, fue en 1986. La ocasión se debió por un contrato para los cantantes Jhonny Ventura y Wilfrido Vargas. Michell solo era conocido como Miguel Batista, su verdadero nombre, y solo cantaba merengue. En aquella ocasión conoció al narrador deportivo Édgar Perea y este, cuenta el salsero de República Dominicana, se enamoró de su voz.
“Yo lo veía como un Padre. Me llevó al Carnavale de Barranquilla y pasamos los cuatro días en una caseta, tocando con los hermanos Zuleta y el grupo Niche”.
Desde ahí se “enfermó de cariño” por la ciudad. Cuando regresó al aeropuerto de Santo Domingo, recuerda, se le aguaron los ojos y se preguntó “¿qué vine yo a hacer aquí?”. Su experiencia, asegura, fue una señal de que un día volvería a la Barranquilla y a los Carnavales como un gran exponente de la salsa y la música tropical.