Causas de la disfunción sexual femenina

Causas de la disfunción sexual femenina

La disfunción sexual femenina sigue siendo un tema tabú. Por esa razón, muchas mujeres experimentan problemas con su sexualidad, pero no los reportan, ni buscan los medios necesarios para superarlos.

La disfunción sexual femenina es un concepto que comprende diversas dificultades para que la mujer experimente placer sexual. Es un tema que sigue siendo tabú. Un estudio de la Universidad de California estima que hasta el 40 % de estas dificultades nunca se reporta.

De hecho, el mismo concepto de disfunción sexual femenina es objeto de controversia. En estricto sentido, esto solo es aplicable a los casos en los que las mujeres no se sienten cómodas con su vida sexual. Por lo tanto, el criterio a aplicar es muy subjetivo.

Algunas mujeres tienen una libido baja o no alcanzan fácilmente el orgasmo. Aún así, no sienten que tengan un problema. En esos casos, no se puede hablar de disfunción sexual femenina, ya que el factor decisivo es el grado de bienestar o malestar que ellas experimenten con su vida sexual.

Qué es la disfunción sexual femenina

La disfunción sexual femenina se puede definir básicamente desde dos puntos de vista: uno biológico y otro psicosocial. Desde el punto de vista biológico, corresponde a las dificultades para experimentar el deseo, la excitación o el orgasmo. A esto se añade el dolor durante el coito.

Desde el punto de vista psicosocial, la disfunción sexual femenina se presenta cuando hay un cambio significativo en el comportamiento sexual habitual de la mujer. Y cuando ese cambio origina en ella un conflicto subjetivo.

Hay que tener en cuenta que la sexualidad implica la puesta en marcha de mecanismos fisiológicos, pero también de un conjunto de emociones, creencias, estilos de vida, memorias y vínculos con el mundo. El ser humano es biológico, pero también simbólico.

Principales causas físicas

Casi siempre la disfunción sexual femenina está asociada a problemas físicos y emocionales a la vez. En general, los problemas físicos suelen resolverse satisfactoriamente en corto tiempo. Los factores emocionales demandan un lapso más prolongado.

Dentro de las causas físicas destacan las siguientes:

  • Enfermedades crónicas. Algunas enfermedades inciden en el deseo sexual. Principalmente: diabetes, cáncer, artritis, esclerosis múltiple y enfermedades cardíacas.
  • Problemas ginecológicos. Los problemas en los músculos pélvicos, muchas veces tras una cirugía en esa zona, inciden en el deseo sexual. También algunos trastornos como la endometriosis o la cistitis.
  • Problemas hormonales. Corresponden a la disminución de estrógenos o del nivel de testosterona. El primero obedece a la menopausia, o a la insuficiencia ovárica prematura. El segundo, a la extirpación de los ovarios o al envejecimiento.
  • Medicamentos. Algunos medicamentos y drogas alteran la función sexual. Entre ellos, los antihipertensivos y los antidepresivos. El alcohol y otros psicoactivos también pueden incidir.

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