Según los autores a los 5 años aprendemos a dominar el lenguaje materno, a los 6 aprendemos a escuchar y observar, a los 15 podemos resolver problemas y mejoramos nuestra memoria, y a los 25 podemos comprender recompensas implícitas, a suprimir nuestros impulsos para lograr objetivos y a reconocer las presiones externas.
Aamdoth y Wang explican que alcanzar los 25 años no significa haber alcanzado el tope de las habilidades. Comenzamos a captar detalles más fácilmente a los 18 años, a los 22 aprendemos cosas como nombres raros más fácilmente, a los 43 nos concentramos mejor, a los 50 somos más empáticos con los demás y a los 67 nuestro lenguaje está al máximo de nuestras habilidades.
Se considera que a los 25 años el cerebro maduró porque antes de esta etapa nuestra corteza frontal no ha madurado completamente y no somos muy hábiles para controlar nuestros impulsos.