En medio de Apartadó y Chigorodó un color verde con sabor a banano causa admiración. La tierra del papagayo suena a nacimiento de agua en las quebradas y al canto de las aves en el campo. El amanecer comienza con un gran movimiento de hombres y mujeres que se ubican en las esquinas a esperar los buses que les transportará a las fincas bananeras. Entre las calles se escuchan voces que replican “somos ricos y no lo vemos”, “el verde que nos rodea”, “Carepa sabe a triunfo, apostémosle”, “ese olor tropical de nuestros cultivos que son la esperanza de cada familia”.
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